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Foto del escritorDiario de Cundinamarca

Los nuevos soachunos nacidos desde el 2017



La ciudad del 'Dios Varón', se ha convertido en el nuevo hogar de miles de personas. Ya sea por elección, casualidad u obligación; personas de diversas partes del país han reconstruido sus vidas en el territorio aledaño a la capital. Incluso, miles de ciudadanos extranjeros al ver la situación que afronta Venezuela han emigrado a Colombia, dejando una gran cantidad de ciudadanos en el municipio.


Soacha Cundinamarca, es el más grande en cantidad de población del departamento. A su vez, se considera como el sexto territorio con más densidad poblacional del país. A pesar de que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, lo ubica con 633 mil personas aproximadamente según el censo poblacional del año 2019. Sin embargo, en cifras de la alcaldía municipal se habla de más de 901 mil personas según el censo autónomo de 2018.




Adicional a eso, la ciudad del Dios Varón en cifras del mismo año reflejaba 55 mil personas víctimas del conflicto armado; además de 11 mil familias migrantes que se asentaron en el territorio, producto del éxodo masivo de personas venezolanas que abandonaron el país vecino debido al regimen y la crisis social que explotó a finales de 2012 y principios del 2013.



Un vivo ejemplo de ello son Richard y Mairilyn, una pareja que lleva más de 4 años en Soacha rehaciendo su vida en medio de dificultades pero también un sinfín de oportunidades.


" Yo llegué acá hace cinco años con mi familia. Pero cada uno buscó su manera de acomodarse y yo tenía ya conocidos acá en Soacha y por eso decidí venir", aseguró Richard, mientras que Mairilyn llegó hace 3 años. "Yo lo conocí a él ya después de estar aquí. En medio del trabajo y de la supervivencia nos terminamos enamorando y tenemos un hijo de dos meses." Fue duro el cambio de costumbres y estilo de vida pero dicen que "la voluntad se la hace uno mismo. Mucha gente nos ha ayudado, porque nosotros llegamos a trabajar y a aportar. Nunca quisimos hacerle daño a nadie y la gente lo nota. Personas malas existen en todo lado, pero nosotros somos gente buena que ha dado con gente aún más buena que nos tendió la mano".


A pesar de ser también familia, la historia de Kleiyerlin tiene matices totalmente diferentes. Con 17 años, también es madre de un menor de un año. Aunque, poco o nada ha estado el progenitor al cuidado de su hijo. "Mi madre lo tomó como una decepción. Mi hijo es mi vida, pero sola, en un país desconocido, fue un golpe muy duro". Enfatizó.


Ambas historias, por fortuna cuentan con la atención oportuna en el momento de traer vida al mundo.  Según relatan "Tuvimos todo lo necesario a la hora de dar a luz. El trato fue muy bueno, nos garantizaron todo y la atención fue óptima y gracias a Dios nacieron sanos y salvos".


Aunque el derecho a la salud de los menores y de las madres, no ha sido totalmente óptimo. Kleiyerlin hizo mucho énfasis, con angustia al revivir ese momento en que "la pandemia nos afectó a todos. Pensé que mi hijo tenía covid. Y al llevarlo si debo decir que el trato fue brusco, tosco, la atención demorada y al descartar que los síntomas fueran de covid casi que me regañaron y me dijeron que si lo volvía a llevar, fuera por algo serio".


Xenofobia, acusa ella. Además, más allá del nacimiento, los controles prenatales son escasos en la población colombiana y aún más, en la extranjera. Ni Mairilyn ni Kleiyerlin tuvieron un seguimiento óptimo según sus relatos.


A eso, se le suma la historia de Naileth, una mujer de 22 años, que también le dio vida a un nuevo soachuno. Pero también, aseguró que tuvo un solo control prenatal, porque "es imposible que a uno lo atiendan mientras está en embarazo. Las citas no se consiguen, agenda no hay y es un proceso casi que interminable. Por fortuna mi hijo nació bien".


El derecho a la sexualidad es otro que se ha visto truncado. Aunque en esta oportunidad, desde la Secretaría de salud aseguran haber hecho seguimiento y ofrecer a las madres un método de planificación, ninguna de los tres lo tiene.


"Al estar solas, sin empleo, se dificulta mucho poder cumplir con la cita en plena dieta, para ir a que se nos implante el dispositivo. Sabemos que es necesario pero se ha hecho un proceso muy difícil acceder a eso".


Como consecuencia, Naileth ya tuvo un nuevo embarazo y perdió el bebé. Lo que refleja precariedad en el seguimiento y aseguramiento de los derechos reproductivos y de salud en el municipio por lo menos con la población extranjera.



Angustia, ansiedad y miedo de un futuro incierto. Son algunas de las múltiples sensaciones sentidas por la población migrante que a pesar de ser técnicos y hasta profesionales en algún área tuvieron que empezar de cero. Pero al hacerlo en un país como Colombia y un municipio cómo Soacha, el camino se ha hecho aún más largo.


A pesar de eso, han sabido sobreponerse y en medio del amor y la pasión, han traído vida en el municipio dándole paso a las nuevas soachunidades.


Tres historias, tres mujeres y tan solo tres ejemplos de los miles de soachunos que han llegado al mundo, proviniendo de madres de nacionalidad venezolana. Ya que, según cifras de la Secretaría de Salud de Soacha, en el año 2019 nacieron 783 personas con madre de nacionalidad venezolana, 1034 vinieron al mundo en el 2020 y en lo que va del 2021, 391 personas han nacido en la ciudad del Dios Varón. Eso, sin contar los que nacieron en la ciudad de Bogotá pero viven en el territorio.

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